viernes, 18 de marzo de 2016

Bendición de vestas


 Dia 19 saldrá en procesión del Colegio Santa Mónica por las calles del barrio de "Els Hostalets", para posteriormente, en la iglesia del Sagrado Corazón dar comienzo a la misa y ceremonia de bendición de Vestas.
Como novedad, se bendecirá el nuevo paso de la cofradía, Cristo de los Jovenes y Estudiantes.
A continuación, en el auditorio del colegio Santa Mónica, se realizará el concierto de la banda de la cofradía con la colaboración de la A.M. Ntra. Sra. de l'Esperanza i de la Pau.

lunes, 14 de marzo de 2016

Nuestra historia

Tiene su origen en el colegio Santa Mónica, cuya titularidad corresponde a la congregación de derecho Pontificio Agustinas Hermanas del Amparo
A petición de un grupo de padres, deseosos de vivir con más profundidad la semana Santa, propusieron a la dirección del Centro fundar una Cofradía de penitentes. La idea fue compartida por un buen número de padres y a primeros de noviembre de 1996 la M. Enriqueta Vicens y la Madre Serafina Vilanova fundaron la Cofradía Santa Mónica, como parte integrante de la Pastoral del colegio. Se presentaron los estatutos que fueron aprobados el día 28 de febrero de 1997.





El 22 de marzo la nueva cofradia de penitentes Santa Mònica fuè bendecida al igual que su estandarte, en el trascurso de una eucaristia celebrada en la parroquia Sagrado Corazón de Palma por el P. Miguel Lliteras Rubì, vicario de la misma.

Los miembros de la cofradía son generalmente alumnos, padres y familiares del centro. Los actos religiosos se celebran normalmente en la Parroquia del Sagrado Corazón a la que pertenece el Colegio.

Tras varias reuniones, cofrades fundadores junto con las religiosas, diseñan el hábito procesional y el escudo de la cofradía o habito del penitente

Hábito de penitente: túnica en color ocre con botonadura negra, capirote también en ocre, con el escudo de la cofradía en la parte inferior del antifaz. Capa negra con escudo en su lado izquierdo. Faja de tela negra. Complementan unos guantes blancos y zapatos negros.

Escudo: representa, sobre fondo negro el escudo de la Orden de San Agustín, un corazón ardiente en color rojo, una Biblia abierta y una espada en color verde atravesando el corazón. Es el mismo escudo del Colegio Santa Mónica con un diseño diferente.

Estandarte: pintado por Sor Virginia Isern Agustina Hermana del Amparo, sobre tela de terciopelo negro, rematada en su parte inferior por flecos de hilo de oro, representa dentro de un óvalo, la imagen de Jesús con la cruz a cuestas. Alrededor del óvalo que contiene el dibujo, aparecen unas divisas con el nombre de la cofradía. La tela descansa sobre un hasta plateado en forma de cruz del que cuelgan unos cordones rematados en borlas con flecos de hilo de oro.

Banda: en el año 2002 se crea una banda de tambores, que unos años después se convertiría en banda de tambores, trompetas y otros instrumentos

Paso : Cristo del Amparo
Fecha a recordar, para esta joven cofradía, es el día 23 de marzo de 2002, que tras la celebración de la Santa Misa, oficiada por D. Gabriel Moranta y celebrada en la parroquia Sagrado Corazón se procede a la bendición de la imagen y trono del Cristo del Amparo camino de Getsemaní. Actuando como madrinas, Sor Sonia Cadenas y Sor Beatriz Blanco, Agustinas Hermanas del Amparo. La Imagen se venera en la Iglesia del Monasterio de la Concepción de palma

La talla es obra del escultor mallorquín Antonio Capó y representa a Jesús caminante que se dirige hacia el huerto de Getsemaní, donde será entregado por judas y arrestado. Un Jesús con la mano abierta , que nos invita a seguirle haciendo como hizo El: pasar por el mundo haciendo el bien. Su trono procede del taller de orfebrería Orovio de La Torre, en Torralba de Calatrava, (Ciudad Real). Procesiona el domingo de Ramos , jueves y viernes Santo. El miércoles Santo participa en la procesión “Camino de Getsemaní “ que lleva el nombre de su paso titular juntamente con la Cofradía de Ntra. Señora de la Soledad y que recoge las barriadas de Els Hostalets y La Soledad.


domingo, 13 de marzo de 2016

Misa de hermandad



Hoy, hemos tenido  la satisfacción de contar para la Misa de hermandad con el padre Gregorio Mateu TOR, cuya homilía dedicada a los niños y resto de cofrades ha sido muy sentida y reflexiva,  causando muchas alabanzas.
Seguidamente se repartieron los programas de los desfiles procesionales, los cirios  y confites para terminar con la tradicional comida de hermandad
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viernes, 11 de marzo de 2016

Carta al Cristo del Amparo



Nunca había podido contemplar directamente, la figura de un Cristo que, casi sin pedir permiso, pudiera llegar con tanto ímpetu hasta lo más hondo de mi ser. El Cristo del Amparo era nuevo, pero me daba la impresión de que siempre había sido el compañero de mi vida, que yo necesito tener a mi lado en todo momento.

Cuando el año pasado me encontré con él por primera vez, no estuve seguro, de inmediato de si era yo quien le veía o si era Él quien me miraba. En un primer momento, no tuve tiempo de reconocer si aquello que me impresionaba tanto era el arte con que había sido revestida su imagen o, más bien, se trataba del Espíritu de Jesús que se había apoderado exhaustivamente de la madera, así tallada intencionadamente. A mi alrededor, se oían espontáneas alabanzas, pronunciadas por personas sorprendidas a causa del raro imán atrayente que se desprendía de la totalidad viva de un Cristo inédito, pues no era como los otros.

Puedo asegurar que yo no fui capaz de sacar de mi mismo comentario alguno. Un nudo no corredizo atenazó mi garganta, pues la emoción de aquella visión inesperada, por lo que tenía de mensaje inmediato e irreversible, me había dejado mudo. Yo, necesitado de ese encuentro suavemente arrollador, anhelaba salir, lo más pronto posible, de mi letargo petrificante y de mi rutina humana y espiritual en que me encontraba, huérfano de frutos de vida en el fondo de mi mochila.

No puedo asegurar que la culpa de ese estado de emergencia, en que me hallé súbitamente, se debiera al fascinante rostro entero del nuevo Cristo del Amparo. Tal vez eran aquellos ojos abiertos a la luz o, acaso sus labios a punto de pronunciar la palabra que siempre había deseado oír. Las manos que apuntaban hacia algo concreto ¿podían ser la causa? Posiblemente pudiera encontrarse también en el dinamismo de su vestido ondulado, movido por el fresco aire de una primavera manchada de esperanza.


En un santiamén quise sacar una conclusión que pudiera ser la verdadera. No eran la cara ni los ojos, ni los labios, ni las manos, ni el vestido los que desde su rica particularidad habían herido mi sensibilidad, hecha ya sangre. No, el verdadero culpable era Él, todo Él, su persona al completo sin perder detalle. Él, en persona, era todo un vibrante mensaje vocacional de renovación, de ánimo y de necesidad de iniciar una nueva aventura conjunta con todos los que quisiéramos caminar con Él hacia delante, invitando a nuestra sociedad decaída a repetir con gozo pascual: “sí, está aquí, otra vez está aquí, con nosotros”. Es el Cristo del Amparo.